Los adultos mayores y las personas con alguna patología son los que corren más riesgos de muerte con el coronavirus. Mientras médicos, enfermeros y todo el personal sanitario, entre otros actores de la sociedad, dan lo mejor de sí para que las consecuencias de esta pandemia sean las mínimas posibles, hay un sector que entendió mejor que nadie y a su modo la situación que estamos atravesando. Ese sector son los niños.
Mónica Ritacca
Psicóloga Lorena P. Aguirre, jefa del Sector de Salud Mental del Hospital de Niños Orlando Alassia.
Mientras que en otras provincias y ciudades se le permite a los chicos una hora de esparcimiento en un radio de 500 metros de casa y con la compañía de un adulto, en el Gran Santa Fe y en el Gran Rosario ésto aún no rige. Tampoco en Buenos Aires, Capital Federal y en la ciudad de Córdoba. El motivo: son ciudades de más de 500 mil habitantes y un mínimo error podría tirar por la borda los 50 días de confinamiento. Las autoridades nacionales y provinciales consideran que hay que seguir esperando un poquito más.
Puertas adentro
Clases suspendidas, actividades extra curriculares que no se dictan, padres en casa que trabajan bajo la modalidad home office, dormitorios que en algún momento del día son aulas virtuales... muchas cosas se pueden decir acerca de los chicos en esta pandemia. Lo cierto es que son el único sector de la población que cumple estrictamente desde hace 50 días el aislamiento social, preventivo y obligatorio. De repente acciones cotidianas como ir a jugar a una plaza o acompañar a papá o mamá al supermercado o ir a la escuela se suspendieron.
Teniendo en cuenta estos 50 días que los niños llevan dentro de su hogar... ¿puede ser perjudicial a su salud en un futuro?. ¿Qué debemos hacer los padres para ayudarlos? ¿Cómo darnos cuenta de que el encierro puede estar afectándolos? Viví Mejor consultó a la Psicóloga Lorena P. Aguirre (M.P. 340 F70 L2), jefa del Sector de Salud Mental del Hospital de Niños Orlando Alassia, para el abordaje de este punto particular de la pandemia.
En Santa Fe, ¿los chicos ya deberían tener algún tipo de salida al exterior o no?
Los chicos y los adolescentes, como pequeños sujetos en construcción, necesitan de recreación, de actividades al aire libre, de salidas, de explorar el mundo, nadie nació para estar encerrado. En especial la adolescencia implica una separación con el núcleo familiar. Pero sin entrar en especificidades de edades, hablemos que en términos generales, los que viven en departamentos o lugares muy reducidos, incluso los niños que viven en instituciones estatales como hogares, están muy afectados por el confinamiento y esto no deja de tener efectos psíquicos y emocionales en ellos, como también en los adultos y por lo tanto en el vínculo. Es decir, los vínculos pueden estar muy sensibles, irritables, mas enojos, resistencias, regresiones. Todo producto de la prolongación de la cuarentena. Por lo tanto lo que se sugiere es que el adulto a cargo pueda ofrecer el mayor soporte posible para favorecer el diálogo, la ternura y el juego. Esto que se dice tan romántico no es fácil en la tarea diaria de cada hogar, es un gran desafío y trabajo.
Tantos días de encierro, ¿pueden llegar a tener consecuencias negativas en un futuro? ¿O los chicos tienen la capacidad suficiente para salir ilesos?
El encierro es iatrogénico para cualquier cuadro clínico y persona y no es sin efectos. Por eso sale la Ley de Salud Mental, justamente diciendo que las instituciones de encierro no pueden rehabilitar a un paciente, por eso quedan prohibidas y se promueve que la recuperación de cualquier sujeto con padecimiento psíquico pueda darse inserto en la comunidad con los recursos terapéuticos necesarios, a saber, profesionales idóneos, actividades varias (escuela, trabajo o recreación según la edad) y acompañantes terapéuticos que son un pilar fundamental en los tratamientos y que hoy están tan precarizados. Realmente esta pandemia tiene que servir para poder agendar deudas históricas de la salud publica en las infancias y adolescencias actuales.
¿Ante qué situaciones debemos preocuparnos los padres? ¿Y qué debemos hacer para ayudarlos?
Es bueno que los padres siempre estén observando, sosteniendo esta mirada que crea un andamiaje donde el cachorro humano puede ser, desarrollarse, jugar, crecer. La infancia es un interrogante constante, es decir, no hay un manual de esto es normal y esto no es normal en lo que respecta a la subjetividad.
Sí podemos hablar de normalidad en lo biológico, pero en terreno psicológico las coordenadas cambian. Si bien hay cuestiones patológicas y no, debemos siempre de observar y ver si hay sufrimiento psíquico en ese pequeño ser, y si lo hay, ese sufrimiento se manifestará de alguna manera. Eso es lo que hay que detectar y si no se puede elaborar en la casa ese padecimiento, habrá que buscar su solución, se tendrá que realizar la consulta pertinente si no se sabe cómo manejar la situación.
A este encierro se le suman las tareas escolares. ¿Eso ayuda o perjudica?
Las tareas escolares pueden ayudar a poner las energías psíquicas en una actividad productiva para el niño o niña, es decir, que sea productivo para el chico o la chica no quiere decir que cumpla con todos los objetivos académicos. Es un tiempo en donde no se puede priorizar la producción académica ya que las condiciones son diferentes y esto genera angustia y malestar. Entonces, frente a este contexto incierto y diferente, donde se le exige al niño el manejo de la computadora, y que entienda los contenidos con sus padres o adultos a cargo, las respuestas de cada uno puede ser muy variada. Algunos se entusiasmarán, otros mas o menos y otros no podrán.
Es importante respetar el proceso psíquico de cada uno apuntando a su crecimiento y pautaciones. Es decir, en la infancia es importante inscribir ciertas legalidades y pautaciones para posibilitar aprendizajes y la vida misma. Será un tiempo de un aprendizaje diferente, a los tiempos familiares o de los hogares estatales, no al estilo de la escuela.
Ese es el tema: poder entender que un tiempo de aprendizaje en cuarentena es un misterio para cada niño y adulto que lo transite. Es lo posible, y lo que cada adulto crea que será más positivo para ese niño en cuestión. La prioridad hoy es la salud integral, la física, la psíquica y la social de cada pequeño ser humano en construcción, y en esta prioridad poder ubicar las tareas escolares, teniendo en cuenta que Tonnucci dice que la tarea mas importante es la de jugar.
Cuando puedan salir al exterior, ¿conviene hacerlo de manera paulatina para que no les resulte estresante?
El afuera se ira construyendo de a poco, así como en estos 50 días se construyó el adentro. Creo que cada familia o institución que tenga a cargo niños ira viendo su estilo y su mejor manera. No hay manuales, sí criterios de salud, criterios éticos, criterios humanos. Entonces, cada adulto construirá su forma de comenzar a conquistar una vida afuera con las protecciones que se plantean y con los miedos que esto podrá generar tanto en el adulto como en el niño.
¿Qué le dirías a las autoridades sobre la infancia en tiempos de pandemia?
A las autoridades reiterarles lo que venimos diciendo ya hace un tiempo en las jornadas que realizamos en el Hospital de Niños: faltan políticas de infancias y adolescencias para pensar su salud integral, sólo se piensa en términos biologicistas y jurídicos, y en los reduccionismos siempre se pierden muchos aspectos necesarios y vitales.
Es necesario aplicar un paradigma de la complejidad para construir políticas de infancias y adolescencias. Esto no es bla bla, esto es que haya reglamentaciones claras a la hora de abordar los casos de maltrato infantil, abuso sexual infantil, las decisiones y modos en que Se implementan las medidas excepcionales con los niños, los hogares estatales y conveniados, las internaciones en los hospitales, las situaciones de desamparo en el que viven muchos chicos y las problemáticas de consumo de los adolescentes, junto a los suicidios y un gran etcétera. Esto no es nada nuevo, mucho ya esta planteado en la ley de infancia.
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El encierro tiene varias aristas
Por el Dr. Carlos Daniel Alico (*)
Estamos viviendo una experiencia nueva. inédita. Inimaginable. Nos encontramos con la necesidad de cambiar bruscamente nuestros hábitos cotidianos. No podemos vernos, ni tocarnos como estamos acostumbrados. Todo esto es un verdadero desafío. Poder entenderlo y poder cumplirlo.
Y de todo esto participan también los niños, los que junto a nosotros deben cumplir pautas, muchas de ellas difíciles de comprender y que colisionan con algunas conductas sociales que nosotros mismos le enseñamos. Y nos toca decidir lo que debemos hacer.
¿Los niños deben salir a recrearse? ¿Se ponen en riesgo? ¿Pueden contraer la enfermedad si no respetan el aislamiento? ¿Pueden salir y contagiar a otras personas? En realidad no tenemos la respuesta exacta, aquella científicamente correcta y precisa. En realidad razonamos que debemos cumplir con determinadas conductas, aunque no las compartamos.
Y en ésto, lo ideal se aleja de lo real.
El encierro tiene varias aristas. Pero el niño no sabe por qué debe cumplirlo y lo que es más angustiante por cuánto tiempo.
Pero en todas estas experiencias participamos los adultos, como padres, como responsables de la educación de nuestros hijos, intentando entender lo que ellos no entienden, y tratar de explicar lo que se pueda y como se pueda.
Es importante que tratemos de generar algunas pautas de conducta que nos ayuden a sobrellevar la convivencia. Y una de ellas es establecer horarios saludables, para realizar nuestras actividades, tanto de obligaciones, como tareas escolares, aseo personal, orden de sus espacios y cuidados de sus elementos personales.
También contemplar los tiempos recreativos, como conexiones con amigos a través de las redes, televisión ,películas, música, su descanso, su sueño. Y de todo eso debemos participar activamente junto a los niños fomentando la creatividad. Hoy más que nunca, quizás como pocas veces lo hemos hecho. Y esto sí que es un verdadero desafío. Un hermoso desafío.
Si hablamos de niños con discapacidad, ellos tienen algunas salidas especiales, terapéuticas. A veces el encierro les genera excitaciones a igual que la presencia de muchas personas para otros.
¿Que debemos hacer para ayudar a nuestros niños? simplemente estar presentes y que ellos sientan que estamos, que los acompañamos y que los respetamos. Pero por sobre todo que sientan que siempre nos dispondremos a ayudarlos.
Creemos que lo ideal sería que cuando podamos salir todo se realice en forma gradual y seguramente respetando nuevos códigos sociales, los que deberemos cumplir para recuperar una modalidad distinta de convivencia social.Tenemos que aprender a jerarquizar cosas importantes. Debemos aprender a redescubrir y valorar a las cosas simples, las cotidianas que hoy se transforman en esenciales.
(*) Médico Pediatra. M.P. N° 6804.
Dr. Carlos Felice (*)
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