Asma: una enfermedad que se puede controlar

El 1° de Mayo, además del Día Del Trabajador, se conmemora el Día Mundial del Asma. La iniciativa tiene como objetivo informar y crear conciencia en la población sobre el asma bronquial, con el fin de mejorar el cuidado de quienes lo padecen en todo el mundo.
Tras la implementación del Día del Asma, en 1998, se han venido desarrollando actividades en más de 50 países.
Desde el año 2008 hasta la actualidad, el lema ha sido “Puedes Controlar tu Asma” (You can control your asthma) para estimular a los pacientes a tomar parte activa en el control de su enfermedad. Este año, la GINA (Iniciativa Global para el Manejo del Asma) introdujo un nuevo lema: Cerrar brechas en la atención del asma. Se trata de llenar las deficiencias en la atención de esta patología para evitar sufrimiento innecesario en los pacientes.
En nuestro país, la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) apoya y acompaña la iniciativa.
Qué es el asma
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de la vía respiratoria (bronquios) caracterizada por ataques recurrentes de tos, sensación de falta de aire y sibilancias (silbidos en el pecho), que varían en severidad y frecuencia. Estos síntomas pueden sobrevenir varias veces al día o a la semana, y en algunas personas se agravan durante la actividad física o por la noche.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, hay actualmente 300 millones de pacientes con asma, constituyendo una de las enfermedades crónicas más frecuentes, y la más prevalente en los niños.
En Argentina, según el estudio ISAAC fase III, la prevalencia del asma en los niños y adolescentes es del 15% aproximadamente. En adultos, según el trabajo realizado y presentado en 2015 por el Ministerio de Salud de la Nación, la AAMR, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias E. Coni y AAAeIC la prevalencia de asma en personas de 20 a 44 años es del 6% aproximadamente.
Durante una crisis o ataque de asma, los bronquios se inflaman y se estrechan las vías aéreas, provocándose una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Estos fenómenos son desencadenados habitualmente por infecciones virales, por alérgenos y por contaminantes ambientales.
Enfermedad subestimada
A menudo el asma no se diagnostica en forma temprana (subdiagnóstico), no recibe el tratamiento adecuado, ni se evalúa correctamente su severidad (subestimación), creando así una importante carga para los pacientes y sus familiares, pudiendo limitar la actividad física e intelectual y deteriorar la calidad de vida de los afectados.
La mortalidad por asma, gracias a los adelantos terapéuticos actuales, ha disminuido en las últimas tres décadas; no obstante, según la OMS, en el año 2005 fallecieron 255.000 personas por esa causa y en nuestro país mueren unas 400 personas al año, totalmente evitables. Por tanto debemos hacer más esfuerzos para lograr el objetivo propuesto: el control total de la enfermedad. La terapia en base a corticoesteroides y broncodilatadores inhalatorios constituye la primera línea de tratamiento.
En un gran porcentaje de pacientes, sobre todo en la infancia, el asma es de origen alérgico. Es más: en 6 de cada 10 pacientes con asma severa el origen también es alérgico. Por lo cual el estudio de la sensibilización a alérgenos inhalatorios tanto del interior de los hogares como del exterior y el posterior tratamiento específico (inmunoterapia específica) es una herramienta extremadamente útil.
Es indudable que el mejor entendimiento, el diagnóstico temprano más un adecuado tratamiento y control ambiental son cruciales para alcanzar el control de esta enfermedad.
Síntomas
El asma es considerado como un padecimiento crónico, que genera una serie de síntomas que pueden variar de acuerdo a la frecuencia, duración e intensidad:
-Respiración sibilante, caracterizada por la presencia de sonidos similares a los de un silbido. Es más notable si la persona está agitada o cansada.
-Tos improductiva, que suele ser más recurrente durante la noche y en las primeras horas de la mañana.
-Dificultad para respirar y sensación de ahogamiento.
-Sensación de opresión en el pecho.
-Puede haber presencia de secreción o mucosidad al toser.
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